El precio de la defensa: ¿Protección o saqueo global?
José Manuel Fernández Outeiral
¿Se atreverán los líderes del mundo a utilizar armas nucleares? ¿Hasta dónde están dispuestos a llegar quienes hoy dominan el discurso de la “defensa” para sostener su poder? ¿Y nosotros, los ciudadanos conscientes, vamos a seguir callando mientras se nos pide elegir entre la guerra o el miedo?
Estas preguntas no son nuevas. Pero hoy —con la OTAN exigiendo a sus socios mayores inversiones en armamento, y con EE.UU. liderando esa presión— han vuelto a convertirse en el centro mismo del destino humano.
Sí, la amenaza de potencias como Rusia, Irán o China es real. Nadie con juicio lo niega. Pero también es real el riesgo de involución espiritual colectiva que supone responder a esa amenaza con más armas, más gasto militar, más miedo y más saqueo de los recursos públicos. Porque, como he señalado en mi libro La Hora de la Humanidad, el verdadero problema no es técnico, sino espiritual.
“La ética no ha avanzado al mismo ritmo que la técnica. La compasión no ha seguido el paso de la ciencia. La voluntad de servir no se ha desarrollado como la inteligencia para destruir.”
Esa disociación es lo que está llevando al mundo a una peligrosa aceleración hacia el abismo.
No somos ingenuos
Que nadie se atreva a tildarnos de "inocentes" o "ignorantes" por reclamar otro camino. Sabemos que la “conciencia” no florecerá bajo los regímenes autoritarios, porque este mensaje no llega a sus ciudadanos secuestrados. Pero tampoco debemos permitir que ese argumento se use para justificar el drenaje constante de nuestros impuestos hacia la industria armamentística, mientras millones de personas viven en condiciones indignas, y el planeta colapsa.
“Las guerras han sido, y siguen siendo, el alto precio que la humanidad debe pagar por el grave problema del separatismo y la división.”
Si nuestros gobernantes, y la diplomacia global, no son capaces de lidiar con un mundo polarizado sin recurrir al miedo y la fuerza, no debemos seguir eligiéndolos, al menos en los países donde todavía es posible hacerlo.
El arma final: ¿cordura o extinción?
El riesgo más profundo, sin embargo, es otro. ¿Y si un día el botón nuclear deja de ser solo una amenaza? ¿Y si el equilibrio de destrucción mutua que nos ha contenido hasta ahora se rompe por fanatismo, error o desesperación?
El Armagedón ya no es solo una metáfora bíblica: es una posibilidad real. Y las palabras de advertencia están escritas en nuestra propia historia.
“La energía atómica pertenece a la entera humanidad. La responsabilidad de su control debería residir en manos de los hombres de buena voluntad […] pero no ha sido así, y ahora ya vemos las funestas consecuencias de tan descomunal descuido.”
¿Qué podemos hacer?
Como ciudadanos, como almas conscientes, no podemos resignarnos. Podemos denunciar, educar, sembrar otra visión, hablar con firmeza, inspirar con belleza. Ese es el propósito de La Hora de la Humanidad: ofrecer una visión crítica y espiritual sobre el destino del mundo actual, y despertar una fuerza interior que se oponga al cinismo de quienes dicen que “no hay alternativa”.
“La historia, si quiere seguir llamándose humana, deberá girar en torno a esta nueva visión: una humanidad reconciliada con su esencia, con su prójimo y con el planeta que la sustenta.”
Mi libro está disponible de forma gratuita. No lo he escrito para vender, sino para compartir una esperanza lúcida en medio de la oscuridad. Puedes descargarlo aquí:
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