José Manuel Fernández Outeiral Cuando una sociedad deja de reconocer que la vida es sagrada desde su origen, no avanza: retrocede en conciencia y evolución. La barbarie no siempre actúa con bombas… a veces se practica en silencio, con guantes blancos y respaldo legal. Vivimos en una era en la que la información fluye a todas horas. Las imágenes de destrucción en Gaza, los bombardeos, los niños mutilados, hombres y mujeres asesinados, las ciudades convertidas en escombros, circulan con una intensidad que sacude la conciencia colectiva. La guerra, como respuesta a la guerra, se muestra al mundo como un horror perpetuado. Y con razón, los medios lo denuncian. Hablan del dolor, del sufrimiento, de la barbarie. Como sociedad, nos decimos civilizados y decimos también: "Esto no debería estar ocurriendo". Pero hay otra guerra silenciosa, extendida por el planeta entero, que no recibe titulares diarios ni imágenes de cuerpos destrozados. Es una guerra que se libra dentro de c...